Una reflexión sobre la necesidad de que médicas y médicos incluyan el ejercicio como parte del tratamiento oncológico.
En el pasado se solía desaconsejar la realización de actividad física a pacientes oncológicos porque se consideraba que podía tener efectos negativos sobre tratamientos como la cirugía, radioterapia, quimioterapia y terapia hormonal.
Sin embargo, hoy en día, diversas investigaciones han demostrado que el ejercicio no solo es seguro durante los diferentes tipos de tratamiento contra el cáncer, sino que también puede tener una serie de beneficios en la salud de las y los pacientes que incrementan las posibilidades de supervivencia.
Por eso, es importante que, en la Día Mundial contra el Cáncer, se reflexione sobre la necesidad de que médicas y médicos oncológicos incluyan el ejercicio como parte del tratamiento.
En la página web del Instituto Nacional del Cáncer, la Doctora Kathryn Schmitz, de la Facultad de Medicina de Penn State de Estados Unidos, recomienda a los profesionales médicos que les pregunten a sus pacientes sobre la actividad física que realizan. Dado que muchos sobrevivientes de cáncer son sedentarios, es fundamental que se los aliente a ejercitarse. Si pasan de no hacer nada a hacer algo de ejercicio, será un comienzo beneficioso.
La profesional sostiene que hay varios motivos por los cuales los médicos no tienen estas conversaciones con los pacientes. Uno es la falta de tiempo. Otro es no sentirse capacitados para responder a preguntas vinculadas con la ejercitación o no saber si un ejercicio es seguro para un determinado paciente.
Por este motivo, considera que la formación profesional de oncólogos debería incorporar algunas nociones sobre actividad física para poder tener charlas breves, informativas y eficaces con los pacientes sobre este tema. Esto les permitiría sugerir un programa de ejercicio en la cantidad adecuada para satisfacer las necesidades y las capacidades específicas de los pacientes. Además, los alentaría a promover la interconsulta con profesionales del campo de la rehabilitación, estudiantes de educación física y preparadores físicos.
Para que el trabajo interdisciplinario sea eficaz, la doctora Schmitz propone que estos profesionales también realicen capacitaciones sobre la ejercitación en el paciente oncológico.
El Dr. Lee W. Jones, fisiólogo asistente en el Departamento de Medicina del Memorial Sloan Kettering Cancer Center de Estados Unidos, sugiere, en la página web Cancer.net, que si el/la paciente se encuentra en tratamiento oncológico se ejercite de 2 a 3 veces por semana, de 10 a 20 minutos por sesión. Debería elegir ejercicios de baja intensidad tales como estiramientos, ejercicios de equilibrio o caminar.
Entre los beneficios del estiramiento se pueden mencionar la reducción de factores como el estrés, la fatiga, depresión y ansiedad. Además, el aumento de los niveles de energía, la masa muscular, flexibilidad, resistencia y confianza.
A continuación, se presenta un video realizado por un fisioteraupeuta del Hospital Clinic de Barcelona donde se pueden ver varios ejercicios que pueden realizar los pacientes oncológicos:
Por su parte, los ejercicios de equilibrio pueden ayudar a prevenir futuras caídas, al mejorar la capacidad para controlar y mantener la posición del cuerpo, tanto si el paciente está en movimiento como si no lo está.
Para ejercitar el equilibrio, se puede sugerir esta rutina de ejercicios:
Al principio es conveniente que el paciente se sostenga de una silla. A medida que vaya mejorando, puede intentar sujetar la silla con una sola mano o incluso con un dedo. El objetivo es que, eventualmente, haga esto sin sostener la silla en absoluto.
Para un desafío adicional, puede probar realizar estos ejercicios con los ojos cerrados.
Diversos informes de la American College of Sport Medicine (ACSM por sus siglas en inglés) destacan la posibilidad de que el ejercicio alivie los efectos secundarios del tratamiento (por ejemplo, cardiotoxicidad y neuropatía periférica), de modo que mejoraría la tolerancia a este y su eficacia.
En este aspecto, la investigación en ratones ha encontrado que la combinación de ejercicio y quimioterapia puede ser beneficiosa para controlar las tasas de crecimiento tumoral en comparación con la quimioterapia sola.
El nivel de actividad, la intensidad, la frecuencia y la duración del ejercicio, así como la actividad mantenida en el tiempo, se vincularían con una mayor reducción del riesgo.
Según el doctor Frank Perna, director de programas en la División de Control del Cáncer y Ciencias Demográficas de los Institutos Nacionales de Salud del Departamento de Salud y Servicios Humanos de los Estados Unidos (NCI por sus siglas en inglés), los datos probatorios de la influencia del ejercicio en muchos de estos resultados son prometedores, pero aún insuficientes.
A lo largo del tratamiento, los pacientes tendrán algunos días mejores que otros. Para que, en tales circunstancias, no abandonen el ejercicio, se les pueden proponer los siguientes lineamientos:
Por otra parte, es indispensable que las prestadoras de salud privadas y el Estado asignen recursos suficientes para que haya programas de ejercicio de alta calidad para los pacientes oncológicos, bien difundidos y accesibles, que se puedan realizar, incluso, en el hogar, a través de plataformas virtuales.
Instagram: @saberdevoz https://www.youtube.com/channel/UCU9cLVl-Y1BJndfcs6wGZCA
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