Investigadores del CONICET identificaron una molécula que permitiría el tratamiento contra el carcinoma hepatocelular.
Investigadores del CONICET identificaron una molécula que permitiría el tratamiento contra el carcinoma hepatocelular. Se trata de la proteína RAC1, que se expresa activamente en los casos de pacientes con este tipo de cáncer.
El carcinoma hepatocelular se presenta como complicación de la cirrosis y es la forma más común de cáncer hepático primario.
“En una parte de los pacientes con hepatocarcinoma, RAC1 estaba sobre-expresada y muy activa, lo que se asoció a un peor pronóstico y menor sobrevida global de los pacientes”, explicó Guillermo Mazzolini, investigador principal del CONICET.
Las conclusiones del estudio fueron publicadas en la revista Gut. Allí se presentó, además, una posible droga que sería muy efectiva en inhibir la vía de RAC1.
El descubrimiento surgió del análisis de una base de datos de acceso público de cerca de 800 pacientes con carcinoma hepatocelular. “Se analizaron tres bases de datos: una, muy conocida, llamada TCGA (The Cancer Genome Atlas Program) y luego, la información se validó a partir de dos bases de datos más”, explicó Mazzollini.
Tras identificar la vía de RAC1, se probaron varias moléculas que la inhibieran en modelos in vitro. Posteriormente, se eligió la droga más potente como candidata para continuar los experimentos en ratones. En este sentido fue fundamental la labor de Julieta Comin, investigadora del CONICET, quien generó moléculas inhibidoras de la vía de RAC1. Esto permitió comprobar, a nivel in vitro, el efecto antitumoral de la droga 1D-142.
Se corroboró el efecto antitumoral de estas moléculas inhibidoras en modelos vivos (ratones). Entre las acciones positivas, se observó:
Desde CONICET, señalan que encontrar una posible vía de ataque contra el desarrollo de estos tumores de forma tan detallada como lo han hecho estos científicos es alentador ya que orienta las próximas investigaciones hacia el desarrollo de terapias específicas.
Mazzolini subraya que se trata de un modelo preclínico, al que le siguen varias etapas de investigación para ser de uso clínico humano.
Sin embargo, advierte que es un modelo alentador pues permitiría, en un futuro, “seleccionar pacientes con hepatocarcinomas que tienen una activación fuerte de la vía de RAC1 y proponer un tratamiento específico para ellos”.
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