El ministro de Salud de la Nación, por su parte, confiesa que la obesidad infantil es el principal problema de salud pública en el país.
“El sobrepeso y la obesidad en los niños crecen a pasos alarmantes. Es necesario que puedan acceder a una alimentación saludable para frenar esta epidemia”. La frase corresponde a un comunicado oficial del capítulo argentino de la Organización Panamericana de la Salud (OPS), que hace un llamado para luchar contra la mal nutrición de los niños en el país.
Para ello, se unió a la Sociedad Argentina de Pediatría (SAP) y en conjunto acordaron trabajar para buscar iniciativas que promuevan el acceso a una alimentación saludable en momentos en los que Argentina tiene una de las tasas más alta de sobrepeso infantil de menores de 5 años en América Latina y el Caribe (9,9%, según el Panorama de Seguridad Alimentaria y Nutricional elaborado recientemente por OPS/OMS y la FAO), pudiendo comprometer la salud de generaciones futuras.
En adolescentes de 13 a 15 años, el sobrepeso aumentó un 17% en cinco años, al pasar del 25% (2007) al 29% (2012), según cifras oficiales expuestas por la SAP.
Ambas instituciones consideran necesario avanzar en regulaciones que protejan a los niños de “la publicidad de productos alimenticios y bebidas con altos contenidos de azúcar, grasas y sodio, que además son promocionados como saludables y utilizan personajes animados para captar la preferencia de padres y niños”. Argumentan con un informe realizado por la Fundación Interamericana del Corazón (FIC) que casi 9/10 anuncios comerciales de alimentos que se publicitan durante los programas infantiles en la televisión argentina tienen bajo valor nutritivo y alto contenido en grasa, azúcares o sal, promoviendo su consumo y favoreciendo el sobrepeso y la obesidad.
“Las medidas recomendadas para disminuir el sobrepeso y la obesidad en los niños comienzan desde el nacimiento con la promoción de la lactancia materna exclusiva hasta los seis meses, así como la incorporación oportuna de alimentación complementaria adecuada durante toda la primera infancia. En la etapa escolar es necesario avanzar en la protección de los entornos escolares, de manera de evitar la oferta de productos ultraprocesados y promover la preparación de alimentos saludables en los comedores”, dice el informe de la SAP y la OPS.
En concreto, las regulaciones que se le piden al Estado comprenden:
Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), los niños obesos y con sobrepeso tienden a seguir siendo obesos en la edad adulta y tienen más probabilidades de padecer a edades más tempranas enfermedades no transmisibles como la diabetes y las enfermedades cardiovasculares. El sobrepeso, la obesidad y las enfermedades conexas son en gran medida prevenibles. “Por consiguiente, hay que dar una gran prioridad a la prevención de la obesidad infantil”, asegura el organismo dependiente de la ONU.
“Argentina se encuentra entre los mayores consumidores de gaseosas en el mundo. Una gaseosa de 600 cc tiene 16 cucharaditas de azúcar. Promovamos el consumo de agua entre los niños (…) El cuerpo no necesita de azúcar agregada para vivir bien. Se pueden consumir hasta 12 cucharaditas de azúcar por día, pero mucho mejor si podemos reducir la cantidad a seis (…) Es importante que las escuelas también sean un entorno saludable y se evite la venta de productos con cantidades elevadas de sodio, azúcares libres, grasas, añadidos en la fabricación (…)”, concluye la OPS.
Posición del Ministerio de Salud de la Nación
El nuevo ministro de Salud de la Nación, Adolfo Rubinstein, magister en Epidemiología Clínica de la Escuela de Salud Pública de Harvard y doctor en medicina con orientación en Salud Pública de la UBA, es tajante al asegurar que “la obesidad infantil es el principal problema de salud pública en Argentina”.
La cita la recoge el diario Ámbito Financiero en su versión online luego de realizarle una entrevista en la que el ministro asegura, además, que la obesidad aumentó 40% en el país y que somos actualmente la nación que más consume bebidas azucaradas per cápita.
Por tal razón, ve con buenos ojos que el Ministerio de Hacienda trabaje actualmente en un impuesto a las bebidas azucaradas, y considera que se deben tomar, además, medidas como el etiquetado frontal que contenga advertencias sanitarias y la restricción de publicidad para niños y adolescentes.
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