Investigadores del CONICET se unieron para conformar el grupo “Ciencia Anti Fake News”
Durante el mes de abril las noticias falsas sobre el coronavirus SARS-Cov-2 se multiplicaban potencialmente. Circulaban constantes audios de WhatsApp cuyos emisores aseveraban ser profesionales médicos y proferían una gran variedad de consejos. Desde tomar bebidas calientes hasta hacer gárgaras con limón y bicarbonato de sodio para matar al virus. Este tipo de noticias también se podía encontrar en los más variados sitios web. Por eso, en el momento de, posiblemente, mayor desconcierto con respecto a la pandemia, varios investigadores del CONICET se unieron para conformar el grupo Ciencia Anti Fake News. La misión era clara: depurar la información circulante, someterla a prueba y comprobar su veracidad o, por lo contrario, su falsedad.
“Somos un grupo de trabajadoras y trabajadores científicos del CONICET; biólogos, bioquímicos y biotecnólogos con formación de grado. Cuando comenzó la pandemia empezamos a pensar cómo podíamos aportar nuestro granito de arena a la sociedad desde nuestras disciplinas”, comenta Guillermina Calo, bioquímica y miembro del grupo.
La investigadora detalla que lo primero que hizo el equipo al conformarse fue ofrecerle el proyecto al CONICET. La institución apoyó la iniciativa y les comentó que la Agencia Nacional de Noticias Télam desarrollaría una plataforma que sería el canal oficial de comunicación del grupo.
El material que los investigadores producen se puede ver en Instagram, Facebook y Twitter (el usuario es @anti__fakenews), en la plataforma confiAR, en la página del CONICET e, incluso, en la TV Pública.
Ciencia Anti Fake News aborda un eje que antes de la pandemia no solía tener tanta repercusión en el público masivo, como el desarrollo de tests diagnósticos, vacunas o tratamientos. Pero que, en la actualidad, Calo señala como fundamental “para que la sociedad sepa cómo actuar ante esta pandemia”.
-Es muy difícil porque querríamos poder abarcarlo todo, pero, principalmente, nos dedicamos a las cuestiones netamente científicas que puedan ser corroboradas.
Por ejemplo, actualizaciones en los tratamientos o vacunas, noticias acerca de qué personas tienen potencialmente más riesgos de padecer una forma de la enfermedad más grave, o qué medidas tomar al salir de casa. No nos centramos en cuestiones o decisiones con tendencia política, que escapan a nuestra especialidad.
–Principalmente, nos llega por redes sociales mediante mensajes privados. Al principio, nuestra fuente estaba conformada por amigos o familiares que sabían lo que estábamos haciendo y nos enviaban noticias que les parecían poco creíbles. Actualmente, con una red más amplia de contactos, nos llega información de la más variable: cadenas de WhatsApp, noticias publicadas en noticieros nacionales e internacionales, videos de YouTube, etcétera.
-Al ser mayormente científicos (porque también tenemos la suerte de contar con colaboradores externos de otras disciplinas), sabemos a dónde buscar información revisada y a dónde encontrar información que requiere que la analicemos con más cuidado. Existen páginas como PUBMED, que cuenta con un sector específico dedicado a COVID-19, con información de último momento al respecto. También analizamos otras páginas que publican preprints (trabajos preliminares que aún faltan ser aprobados por pares). Además, asistimos virtualmente a seminarios de todo el mundo y nos actualizamos constantemente con boletines de organizaciones como el Ministerio de Salud o la OMS.
Sin dudas, no hay que tomarse a la ligera el tema de la información que se les transmite a los pacientes. Hay que asegurarse de que tengan toda la necesaria, que logren comprenderla y sepan a dónde recurrir en caso de necesitarlo. Los profesionales de la salud deben tener un gran compromiso en torno a la situación, actualizarse con nueva información casi de manera diaria. También ser más empáticos y comprensivos que habitualmente, ya que estamos viviendo una época de gran desesperación y confusión tanto en personas que padecen COVID-19 como en su entorno.
–Los ciudadanos tienen el rol más importante de todos. Por un lado, muchos de ellos son los responsables de la viralización de fake news, algunos sin quererlo, por no tomarse el tiempo de verificar la información antes de reenviarla, y otros tal vez de manera intencional. Por otro lado, notamos un gran avance en la respuesta de la gente en torno a este tema. Actualmente, muchos se cuestionan si los datos que les llegan son verdaderos o no. Eso, para nosotros, ya es un gran logro. Día a día mucha gente nos consulta por las redes sociales, también dejan consultas en la plataforma y nos agradecen el trabajo que estamos realizando.
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